por Mario Wellmann
Sin importar el tópico o habilidad requerida, uno de los mejores predictores de la performance futura de un individuo es su conocimiento previo acerca de la temática.1 La relación entre conocimiento previo y desempeño es bastante clara: entre más sabes, mejor te desempeñas y más rápido aprendes. Esto ha sido demostrado sistemáticamente en diversas ramas del conocimiento, incluyendo comprensión lectora, ajedrez, matemáticas, entre otros.2–4 Sin embargo ¿a qué nos referimos cuando hablamos de conocimiento previo? Muy sencillo: conocimiento y habilidades almacenadas en tu memoria a largo plazo.
Si la memoria a largo plazo es una de las claves para alcanzar un desempeño de elite, algunas de las preguntas que deberíamos hacernos es ¿cómo puedo mejorar mis sesiones de estudio para así desarrollar conocimientos de manera más eficiente? ¿cómo debo estudiar para crear memorias duraderas y resistentes al olvido? Más de un siglo de experimentación e investigación científica sugieren que la práctica distribuida es una de las estrategias de mayor impacto cuando se trata de mejorar nuestra retención a largo plazo.5 La práctica distribuida es una técnica de aprendizaje en la que "espaciamos" o "distribuimos" una cantidad determinada de tiempo de estudio entre varias sesiones de aprendizaje.6 En vez de concentrar varias muchas horas de práctica en una larga sesión de estudio, lo que hacemos es distribuir ese mismo número de horas y transformarlas en una serie de sesiones cortas. En el corto plazo podrás observar que distribuir tus sesiones de estudio mejorará tu comprensión y capacidad para recordar en comparación con practicar en bloque (sesiones largas de estudio). Este efecto ha sido demostrado de manera consistente y sistemática y recibe el nombre de spacing effect (efecto espaciado), siendo observado en áreas como las matemáticas, ciencias, aprendizaje de un segundo idioma, habilidades motoras, aprendizaje musical, entre muchas otras materias.7
Hace más de cien años, el científico alemán Hermann Ebbinghaus (1850 - 1909) observó: “[…] con cualquier número considerable de repeticiones, una distribución adecuada de estas en un espacio de tiempo determinado es decididamente más ventajoso que la acumulación de las mismas en una sola sesión […].” También es importante aclarar y enfatizar que el spacing effect no es una característica específica del cerebro humano: muchas otras especies, incluyendo roedores e incluso insectos, aprenden de manera más eficiente cuando los estímulos o sesiones de aprendizaje son presentadas de manera espaciada.8 Esto, entre otras cosas, sugiere que el sistema nervioso evolucionó para aprender de manera más efectiva de manera distribuida y espaciada.9
Si deseas ser eficiente, mejorar tu comprensión y también tu retención a largo plazo, considera distribuir tus sesiones de estudio al momento de planificar tu tiempo. Si piensas estudiar dos horas en el día, considera distribuirlas en, por ejemplo, tres sesiones de 40 minutos: una en la mañana, una al medio día y otra en la tarde. Con el tiempo, el conocimiento acumulado mejorará drásticamente tu velocidad de aprendizaje y con ello también tu desempeño académico.
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